Por primera vez publicamos un número monográfico. No diremos quevaya a ser la única, pero será difícil que se vuelvan a reunir las condiciones excepcio-nales que nos han llevado a dedicar todas nuestras páginas y la propuesta gráfica a unacontecimiento. Efectivamente, 1937 es una fecha clave en la historia de nuestro paísy queremos que lo sea también en la memoria de la izquierda alternativa. “Queremosque lo sea”, es decir, pensamos que aún lo es. Las muy valiosas iniciativas y campa-ñas que se han organizado para “recuperar la memoria histórica” están destinadasfundamentalmente, y con buenas razones, a rendir un reconocimiento y un homenaje, desgraciadamente tardío, a todas las personas, organizaciones e instituciones que seopusieron al franquismo y fueron sus víctimas.
Por aquí tendría que haber comenza-do la Transición y otro gallo cantaría si así hubiera sucedido. Pero las relaciones en-tre la memoria y la historia son complejas. En su libro sobre Walter Benjamin, Daniel Bensaid imagina este diálogo:
“La Memoria: En el fondo, te compadezco. ¡Qué tiempo el tuyo, tan desespera-damente rectilíneo y vacío,y sin fin. Porque por mucho que se diga, yo sé que tú notienes fin.
La Historia: Mi tiempo ordenado vale más que tu tiempo caótico.
La Memoria (suspirando): Vaya ciencia que haces...
La Historia (suspirando): Vaya vida que llevas...
La Memoria: Tú no tienes presente.
La Historia: Tú no tienes porvenir.
La Memoria: ¿Quizás podríamos unirnos?
La Historia: ¿Unirnos? Es verdad que quizás nunca debimos separarnos.
La Memoria: Entonces tú serías otra historia.
La Historia: Y tú no serías ya
la Memoria. Juntas no seríamos ni tú, ni yo, sinootra cosa.
La Memoria: Juntas habríamos hecho política.
La Historia: Y nuestra política no sería ya la Política”.